''Por muy ridículo que os parezca, me produce más sensación en la cama el dulce aliento de mi mujer en los pelillos de la nuca que andar metiendo billetes de dólar en el tanga de una extraña''
Y por muy raro que resulte, Homer Simpson deja de hablar de cerveza y comida para llamar a lagrimitas pequeñas al borde de los ojos de mujeres que están sensiblonas.
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