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miércoles, 16 de mayo de 2012

Vale la pena.

Las mujeres siempre fantasean con un príncipe azul que mate al dragón que custodia su torre. Solo las que realmente rezan para conseguirlo acaban recibiéndolo entre sus brazos. Ya sé que soñar e imaginar un momento que parece no llegar nunca es aburrido, así que muchas de las princesas pasan de eso y toman un atajo. Se acaban acostando con el dragón. Y como no ha sentido más que un pequeño calor producido por el aliento del dragón en la nuca, buscan a otros pretendientes. Se acaban acostando con el campesino que vive detrás de la colina, con el lechero y con algún otro. Si la princesa está lo bastante buena, puede llegar a acostarse con la aldea entera.
Pórtate como una facilona y te tratarán como a una facilona, es así. No me malinterpretes, me parece estupendo. Pero no va a venir ningún príncipe a rescatarte de ti misma. Un dragón es un enemigo mucho más loable que una mujer de fácil acceso.
No vale decir ''La virginidad no es un don, sino una falta de ocasión'' Mientras dices esto, algo se te tiene que retorcer dentro. Si realmente eres capaz de hablar así, no sabes lo que se siente cuando el primer hombre que te toca es el hombre de tu vida. No puede haber orgasmo de un hombre aleatorio que supere una caricia suya.
Como dijo una mujer muy sabia, que además es la más sensual que conozco: 'Algunas confunden abrirse de mente con abrirse de piernas'.
Todas las que soléis leerme sois el tipo de princesa que espera, que reza, que sueña con el funeral del dragón y la boda del día después. Si no ha llegado, llegar. Y cuando lo veáis, lo sabréis.

Porque el príncipe azul no te deja un comentario en tuenti con muchas vocales seguidas. Ni te azota el culo en público. No te mete en la parte de atrás de su coche para tu primera vez ni deja que te vayas sola a casa después.
Un príncipe azul te llama de madrugada, trepa hasta la ventana de tu habitación de noche, te mira a los ojos cuando te dice cosas bonitas, te acompaña a casa siempre para que no recorras un camino sola. Aunque lleves días sin verlo, tienes la certeza de que está ahí, y que nunca nunca va a fallarte.

Tengo algo tan bueno que incluso dudo merecerlo.

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