A menudo disfruto imaginando una vida contemporánea a la de Jane Austen. Quizá un poco más tardía, pero desde luego antes de llegar a los años 20 con sus faldas cortas.
El prestigio y patrimonio de la familia 'Riquelme' estaría a cargo de mis primos, por el hecho de ser hombres. La institutriz me habría educado bien, yo sería una dama preparada, complaciente, una agradable compañía, capaz de conversar acerca de los más diversos temas. Las novedades más interesantes serían los vestidos nuevos y las visitas de lejos. La única problematicidad, encontrar marido pese a haber tomado la escandalosa decisión de hacer carrera en danza. No era en absoluto conveniente, pero sí necesario para mi autorrealización.
Leería las novelas de Jane Austen, desobedeciendo deliberadamente una orden paternal. Esas ideas revolucionarias me convertirían en una joven ilusa y problemática. Un enorme obstáculo para conseguir un matrimonio ventajoso. Sería amiga de mis doncellas, pero las tendría. Me haría la independiente, pero no alcanzaría a ser más que una niña mimada.
Hipócritamente, jamás me atrevería a usar pantalones. Los vestidos son una frivolidad demasiado bonita como para rebelarse contra ella. Además, aprovecharía la concepción arraigada de la feminidad para coquetear. Rechazaría hombres convenientes por su simple interés, e ignoraría las reglas de las damas virtuosas al insistir en los desinteresados. Jugaría con algunos que acabaría desechando, pataleando cuando dejaran de desearme. Me burlaría de aquellos que no supieran del uso de todos los tenedores en la mesa.
Si que es cierto que me haría la Jane Austen, que intentaría bailar aunque eso supusiera una pérdida de honor en la familia. Pero no creo que mi rebeldía sobrepasara esa línea. Sería una lástima que se perdiera todo el encanto que rodea a las mujeres de la época, ése que las hace ver frágiles y talentosos premios para el mejor postor.
A veces disfruto imaginando que las mujeres volvemos a tener esa magia.
Un besito en la nariz.
Blanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario