Mi padre será un gran hombre, pero (Al igual que yo) siempre ha sido un poco perezoso en lo que a cuestiones domésticas se refiere. De ahí que ayer por la noche, cuando me iba a dormir, me encontrara con que el pasillo del segundo piso estuviera tan desiluminado como en estos últimos meses. ¿La bombilla? Fundida. ¿La de repuesto? Nunca más se supo. Hemos sobrevivido a base de nuestros conocimientos de la arquitectura de la casa, además de tantear con las manos para evitar cualquier choque, y así hemos ido aprendiendo a no necesitar la luz.
Pero ayer mi casa decidió que era un buen momento para gastar bromas, y colocó la puerta abierta de un armario en la trayectoria desde las escaleras hasta mi habitación.
Ergo, ahora tengo una colina roja y palpitante en mi frente, y muchas ganas de presentarle a mi padre un esquema detallado acerca del uso correcto de la electricidad.
Un besito en la nariz.
Blanca =)
Sí, dolió. Y sí, fue gracioso. Yo me habría reído de mí si no hubiera dolido tanto.
Es mejor ahora que no funciona. Cuando funcionaba, una vez, gracias a ella, nos tomaste por nazis.
ResponderEliminarJajajajaja. Lo siento mucho. Sabeis que no lo hago a propósito =)
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